jueves, 28 de julio de 2011

Capitulo XVI [16]

-Claro que no volverá a pasar no volveremos a pisar este restaurante jamás_ este chico estaba empezando a colmar mi paciencia.

        Puse mi mejor cara de culpa, aunque muy sobreactuada admitiré y dije

-Bueno señor _ dije remarcando la palabra señor, haciendo un gesto de reverencia_ Por favor acepte mis mas humildes disculpa…_ estaba siendo sarcástica y a la vez educada, mientras no dijera algo peor estábamos bien.
-¿Para que aceptarlas? Solo eres alguien más que debe rendirme tributos a mí, ya que de mi persona sale el dinero con lo que comes_ dijo con un aire de superioridad horroroso, juro que estaba apunto de lanzármele encima y arrancarles esos perfectos ojos grises con mis propias manos

        Sentí como mis manos se convirtieron en puños, mi quijada y todo mi cuerpo tensado y como mis ojos se habían abierto por la sorpresa de que ese hermoso ser fuera tan despreciable.

-¿Por qué rendirte tributos a ti? solo eres un cliente más, por mi puedes irte a la mismísima…_ y me callé justo antes de decir esa barbaridad, dejando a los tres pares de ojos súper abiertos de la sorpresa, se me olvido por unos segundos con quien estaba hablado, después de respirar profundo y relajarme continúe repitiendo_ Solo es un cliente mas, sin usted yo seguiría viviendo tal cual ahora, no tengo por que rendirle tributos a nadie y menos a usted. Todo lo que tengo me lo he ganado, yo no tuve la suerte que tuvo usted al nacer en una cuna de oro. Y si me disculpan tengo que hacer cosas mas importantes que pelear con usted señor, en unos instante vendrá otro camarero a terminar de atenderlos._ al terminar de hablar me dirigí rápidamente a la cocina, aguantándome las lagrimas de la rabia que sentía en esos momentos.

***
-¿Se les ofrece algo mas?_ pregunte a la mesa N 4… que tanto disturbio había ocasionado en tan poco tiempo
-Si _ respondió uno de los chicos_ necesitamos urgentemente hablar con la anterior camarera, la que responde al nombre de Liz.
-Mmmm… no creo que este disponible en estos momentos_ dije recordando el rostro triste de ella al decirme que me encargara yo
-Por favor, es urgente… la necesitamos aquí ahora

        Algo confundido me aleje de ahí asintiendo con la cabeza para luego buscar a Liz, quien me miro con los ojos crispados de miedo.
***

Fui lentamente hasta ellos.

-¿Deseaban algo mas?_ pregunté con al voz mas hipócrita que pude
-Si, pido disculpas por el comportamiento de mi amigo, ya saben como se comportan en sus días_ dijo “Lucas” tratando de relajar el ambiente con esa pesada broma, no logró de mí ni una mueca.

-Bueno necesitábamos hablar urgentemente contigo, ese es el motivo de nuestra visita. Siéntate por favor.
-Mmm... _ ok, definitivamente los habían mandado para algo, estaba nerviosísima ¿Qué tal si cante mal? O dios!, pensé mientras me sentaba en la única silla libre de la mesa, quedando frente a esos ojazos grises
-Bueno ya sabrás quienes somos ¿Cierto?_hablo Adam
-Por supuesto_ respondí con el miedo tatuado en la frente
-Bueno de todas formas nos presentaremos. Yo soy Lucas Kutcher, Encantado _ dijo guiñándome el ojo y estirando la mano para que la agarrara, yo muy desconfiada la tome…
-Y yo soy Adam Bright_ Estirando la mano, a el se la tome con mas confianza
-Christopher Welling_ dijo sin mirarme ni estirar la mano, volteando la cara hacia la ventana del lugar…
-Bueno basta de presentaciones… Ya sabrás para que estamos aquí ¿Verdad?_ dijo Adam
-La verdad es que no…_ dije nerviosa, que lo dijera de una vez y ya!
-Bueno el motivo por el cual estamos aquí es para informarte que….

martes, 26 de julio de 2011

Capitulo XV [15]

LO SIENTOOOO!! estoy desaparecida lo se... disculpenme :( no tengo excusa... pero les queria preguntar si piensan que los capitulos son muy cortos o asi esta bien...? respondan por favorrr
y gracias por leer :D
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Tuve que continuar la canción… aunque no quería para nada. La conexión que hubo entre Edgar y yo no fue normal, algunas veces lo miraba y no podía evitar sonreírle… fue demasiado raro…

Al terminar de cantar el restaurante entero se partió de aplausos y yo sentía como mi cara estaba mas roja que nunca… por suerte todo rápidamente paso y todos volvieron a sus puestos de trabajo, guarde otra vez el cuaderno y me dirigí por un segundo a hablar con los cocineros, eran una pareja algo anciana muy humilde la cual había vivido parte de su vida en el campo.

Ellos me llamaban mucho la atención ya que algunos documentos que encontré a los 15 años en el sótano, los cuales eran los diarios de mi madre, ella narraba como vivió toda su vida en el campo hasta que por supuesto entro mi padre a escena. Tuvo una vida muy ardua antes de conocerlo, se paraba todas las madrugadas hacia algunos trabajos algo difíciles y tomaba camino a la escuela más cercana y barata, ese viaje le tomaba aunque sea 2 horas y muy pocas veces podía transitarlo todo en automóvil.

Bueno, volviendo a la historia de mis amigos cocineros… se conocieron cuando ambos tenían 13 años, eran amigos en el instituto pero a penas sus familias vieron los apellidos los separaron cruelmente, eso los llevó a verse a escondidas lo que, ellos se imaginan, avivó su amor. Pasaron años antes que por fin se formalizaran. Hasta que la familia de ella la estaba obligando a casarse, aún menor de edad con alguien despreciable por el cual ella no sentía ni lastima. Ambos en un ataque de romanticismo escaparon y el mismo día que ella cumplía los 18 se casaron… Años después volvieron a su antiguo pueblo, encontrando así a la familia con un deje de culpa ya que el anterior prometido de ella había, hace poco fallecido de una rara enfermedad de trasmisión sexual que no tenía cura llamada SIDA.

Me encantaba escuchar esa historia, nunca me cansaba… pero más me encantaba ver en los ojos de él, amor profundo cada vez que la contaba. Mi mas grande deseo es que alguien alguna vez me miré aunque sea con la mitad de amor con la que ese hombre ve a su mujer. Aunque de igual forma mis más grandes decepciones fueron por arriesgarlo todo por alguien y que esa persona ni siquiera un vaso de agua te ofrece. Uno es muy ciego cuando esta “enamorado”, pero la ley es que nadie es indispensable para nadie y eso lo sé mejor que nadie.

Sentí un gran coscorrón en la nuca haciendo así perder el hilo de mis pensamientos, como se había vuelto costumbre en las últimas horas Amy me miraba desaprobatoriamente, mientras señalaba nada disimilado a la mesa número 4. Diablos se me había olvidado

-Ups… disculpenme, estaba muy concentrada en la historia de mis amigos cocineros y se me olvido atenderlos _ dije con la disculpa tatuada en la frente, estaba verdaderamente avergonzada.
-No te preocupes, solo nos estamos muriendo de sed y te acabas de quedar sin propina pero ¿Qué importa cierto?_ dijeron esos ojazos grises mientras me lanzaba una mirada envenenada, haciendo notar el sarcasmo.
-Disculpeme en serio, no volverá a pasar_ dije esperanzada con que lo dejaran pasar.
-Claro que no volverá a pasar no volveremos a pisar este restaurante jamás_ este chico estaba empezando a colmar mi paciencia.